martes, 17 de enero de 2012

DATOS PERSONALES

Llaman a la puerta. Una persona sin identificar (o con una credencial que tampoco puedo verificar) me indica que lo manda la compañía del gas o de la luz para comprobar un error en la facturación. Me pide la última factura para corroborar los datos. A veces es un recargo mal aplicado, a veces un descuento omitido, una devolución.... Me habla de rebajas del 20 al 40% en mi factura, y me cuenta un rollo que no me acaba de cuadrar.

Yo le pregunto: si viene en representación de la compañía que me manda la factura ¿por qué no dispone de ella? Si ha habido un error o un descuento mal aplicado ¿por qué no lo arreglan directamente? Actualmente las empresas disponen de medios tecnológicos mucho más eficaces y baratos que mandar una persona a llamar puerta por puerta y comprobar los datos a mano. Le fusilo a preguntas que no me sabe contestar. Al final me confiesa que es su primer día de trabajo, que no se entera mucho y que es lo que le han dicho que tiene que decir. Se le ve nervioso.

Obviamente no le enseño mi factura. Hay datos personales en ella y él es un extraño.

Le pregunto a mis padres, a mis amigos, y muchos han recibido la misma visita. Llamo a la compañía del Gas y me dicen que ellos no han mandado a nadie, que es un fraude y que probablemente sea la competencia que envía a gente simulando de ser de ellos para cambiarlos de compañía. Llamo a la compañía de la Luz y me responde un robot que me da una extensa y abundante información que no necesito y me marea un buen rato hasta que me canso y cuelgo, pero interpreto que la respuesta hubiera sido la misma que para el Gas.

Tal vez si le hubiera enseñado la factura me habrían cambiado de compañía a otra más barata y me hubiera ahorrado un dinero en la factura. Pero yo no quiero ser cliente de una empresa que de entrada recurre al engaño para captar clientes. Es una carta de presentación sobre la futura honestidad en el trato. Tal vez me hubieran fusilado a propaganda postal con mi nombre y dirección. Tal vez hubieran usado mis datos para falsificar algún empadronamiento. Tal vez intentaran suplantar mi identidad o usar para algo los números visibles de mi cuenta. No lo sé.

Pero el caso es que darle datos personales a un extraño me parece una mala decisión. Yo siempre lo evito, y las argucias son numerosas. No entraré en el tema de Internet, de Facebooks, spams, cadenas de correos sin borrar el historial, falsos e-mails,... es todo un mundo y da para un tema aparte. Pero basta con una llamada de teléfono. Supuestas encuestas (o reales), por parte del CIS, de instituciones públicas, etc. No digo que sean un fraude, me consta que las hay legítimas, pero yo nunca doy datos personales a alguien que no puedo identificar. Lo que me diga una persona que llama por teléfono nunca es verificable, y por lo que veo, los que vienen en persona tampoco son de fiar.

Yo siempre me pregunto en qué me beneficia dar mis datos a alguien y en qué me puede perjudicar. Si la balanza no es a mi favor no los doy.

2 comentarios:

  1. A mí también me vinieron de esa manera, con engaños del tipo "...que si te facturan desde Madrid..." (mentira)...y donde mi madre fueron dos con exigencias de enséñame la factura que vengo del BOE...y ahí salí yo, que me lo olía... Y les pedí la acreditación y era de una conocida compañía y ya directamente le dije: "¿Por qué mientes?". Les dije que no nos interesaba nada de lo que decían, que con esas estratagemas mal íbamos. Encima se enfadaron.
    Hace mucho que no escribes una nueva opinión. Hacía tiempo que no pasaba por aquí e iba a leer alguna que tuviese pendiente y ya las tenía leídas.
    Un saludo, ;)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario y por tus lecturas. Sí que es verdad que estoy poco activo últimamente (bloguísticamente hablando), ya me reactivaré cuando la inspiración y las prioridades vuelvan a coincidir.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar