martes, 25 de octubre de 2011

LA VELOCIDAD

Últimamente está de moda marear a los conductores con límites de velocidad variables, que son inferiores a los estándares de conducción segura por el tipo de vía y la capacidad actual de los vehículos.

Se justifican diciendo que son para evitar accidentes y contaminación. Es cierto. A menor velocidad menos siniestros y menos polución. Si la velocidad máxima en cualquier carretera del país fuera de 50 Kph seguro que se reducirían. Y si fuera 20 Kph todavía menos. O mejor aún, si se prohibieran los automóviles. Entonces no habría ningún accidente y el aire estaría mucho más limpio. Pero no se hace porque el impacto en la economía y en la libertad de desplazamiento de los individuos sería devastador. Entonces ¿dónde está la frontera? ¿Por qué 80 Kph? ¿Por qué 100 Kph? ¿Quién decide el umbral?

Yo le he cogido el gustillo a lo de estar vivo y detesto contaminar. Pero tengo coche y lo uso. Y lo hago porque asumo un cierto riesgo contra mi persona y contra el medio ambiente a cambio de un beneficio en capacidad de desplazamiento que me compensa. Y soy extremadamente prudente con ambos porque mi vida y mi planeta son dos de las cosas que más aprecio en este mundo.

Pero estos límites de velocidad me parece que tienen poco sentido más allá de un afán recaudatorio y mediático. La seguridad y la polución pasan más por la vía tecnológica y de concienciación que por los límites de velocidad variables.

Además, cuando voy a 80 en lugares donde estaba acostumbrado a ir a 120 me abuuuuurrrrrooooooo........

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