lunes, 24 de octubre de 2011

EL AZÚCAR

De pequeño devoraba con pasión todo tipo de dulces y chucherías. En esa época pensaba: "Cuando sea mayor ganaré dinero, y me podré comprar todos los caramelos que quiera sin tener que pedírselo a mis padres... pero claro, entonces ya no me hará falta porque a los adultos no les gustan las chuches".

Me equivoqué. Fui creciendo y mi afición por el dulce no hizo más que aumentar. Todavía recuerdo salir de la oficina y modificar mi ruta para pasar por delante de una tienda de golosinas. Casi me daba vergüenza, un adulto trajeado rodeado de escolares, llenando mi bolsa hasta los topes que siempre consumía en su totalidad en el trayecto antes de llegar a casa. No importaba su tamaño.

Empecé a relacionar la cantidad de dulces con el nivel de estrés en el trabajo. En un mal día, una situación laboral tensa o unos plazos de entrega ajustados la dosis era más elevada. Me daba cuenta de mi adicción, pero mis dientes y mi constitución lo aguantaban y me gustaba el sabor por lo que no entendía la necesidad de dejarlo. Las diarreas eran intermitentes, y me olvidaba de ellas una vez las había superado.

Con el tiempo me diagnosticaron una Candidiasis Crónica. Siempre pienso que todas las cosas que ocurren tienen un buen motivo de ser. Y a esta enfermedad debo agradecerle que me concienciara del poder tóxico y adictivo del azúcar. Y a la vez que me diera un toque de atención antes de tener algo peor, como una diabetes o un cáncer.

Tuve que dejar completamente el azúcar. Adiós a las chuches, a los helados, a los turrones, a los panellets, a la coca, a los bombones, a los croissants de chocolate, a la Coca-cola, al alcohol... puede que nunca los vuelva a tomar. Como en toda adicción hay un periodo de síndrome de abstinencia, pero dura poco, y una vez superado es fácil... en teoría...

Dejar el azúcar no es como dejar de fumar o de beber. Un cigarrillo o una cerveza son identificables, aislables. O fumas o no fumas. O bebes o no bebes. ¡El azúcar está en todas partes! Me di cuenta de lo extremadamente difícil que es dejarlo. Se usa para todo. Lo mezclan en los alimentos más inverosímiles. ¡Incluso el jamón serrano tiene azúcar! ¡El jamón! ¡Sacrilegio!. Se ve que es un conservante, que potencia el sabor y le da al producto un punto adictivo que siempre ayuda a mejorar las ventas.

Comprendí a todas las personas celíacas o intolerantes a cualquier tipo de alimento. Los alimentos están tan manipulados que es dificilísimo llevar una dieta libre de tóxicos. 

Ahora tiro de dietética y alimentación ecológica con el consecuente efecto para mi bolsillo. En plena crisis este tipo de establecimientos están en total expansión. No me extraña. La cantidad de enfermedades que nos ahorraríamos si comiéramos más sano.

1 comentario:

  1. me alegro de que pudieras dejar esa adiccion la verdad es que es un poblema el tema con el azucar y esta en todos lados ...en fin suerte con lo dietetico que tambien tiene lo suyo

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