viernes, 21 de octubre de 2011

LA CORBATA

Nunca me acostumbré a llevar corbata. Es una prenda de vestir que no entiendo. No abriga en invierno y sofoca en verano. Su valor estético es cuestionable, siempre subjetivo, y a mi entender en muchos casos claramente resta.

Imagino que históricamente era una forma de distinguir a los ejecutivos del resto de mortales. Una forma de separación de clases, de elitismo. Los encorbatados tenían un trabajo más cualificado que los plebeyos. No se ensuciaban las manos. Hoy en día esto está obsoleto y se sigue usando por pura inercia.

Yo siempre la he visto como una soga en el cuello, como una correa de perro. No es más que un simbolismo, nunca me han ahorcado con ella, pero para mí, tener un nudo corredizo alrededor del cuello no puede ser buen Feng Shui.

Hace años me negué a seguir llevándola. Al principio era el bicho raro, pero poco a poco la gente se fue sumando a la iniciativa. Con el tiempo, en verano, pudimos subir algún grado la temperatura del aire acondicionado de la oficina. Lo agradecieron las mujeres que lógicamente van menos abrigadas en verano. A ellas no se les ocurriría estrangularse con una tira de trapo alrededor del cuello, pero tienen un abanico de instrumentos de tortura autoinflingida mucho más extenso, como la depilación, los zapatos de tacón... pero esto ya es otro tema. Y sobretodo lo agradeció el Medio Ambiente. Abrigarse en verano para ir a la oficina porque es la estética imperante y tener que bajar la temperatura artificialmente es de una absurdidad insostenible.

Sí, la corbata desaparecerá con el tiempo, pero no será fácil. Siempre pienso que el estafador más peligroso es el que va impecablemente vestido. La gente se fía más. Con un traje caro y una corbata de seda se te abren puertas de otra forma impenetrables. Y es pura fachada. La validez de la persona que va dentro es absolutamente independiente de su carcasa.

Y ya sé que hay gente que se gana la vida fabricando corbatas, pero también había gente que se dedicaba a fabricar máquinas de escribir o discos de vinilo y tuvieron que evolucionar.

Yo digo no. No a las corbatas.



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