Yo opino que todas las criaturas del Universo, y en particular cada ser humano, forman parte de Dios. Dios está en el interior de cada uno, y por tanto todos los templos, los rituales, los sacerdotes, las reliquias, los objetos y escrituras sagrados, las estatuas,... en definitiva, la religión, son únicamente representaciones e interpretaciones que hacen otros seres humanos, tan válidas y sagradas como cualquier otra invención humana.
Históricamente la religión ha provocado guerras, matanzas, tortura, odio, enfrentamientos, y ha reprimido la ciencia, la cultura, la diversidad y la libertad de expresión. Actualmente en muchos lugares todavía es así. En mi opinión la religión ha sido siempre un lastre para la humanidad, convirtiéndose en una herramienta de algunos para manipular, oprimir, obtener y mantener el poder y enriquecerse.
Pero el mensaje original de todos los grandes profetas que inspiraron estas religiones era el mismo. AMOR. Seguro que si levantaran la cabeza se horrorizarían de lo que se ha hecho en su nombre. Su mensaje era bien intencionado porque eran buenas personas. Seres humanos. Dioses. Como todos nosotros.
Actualmente me miro la religión como una forma de cultura. Cuando viajo me gusta visitar catedrales, ermitas, templos, por un interés histórico, arquitectónico y cultural. Tiene un peso fundamental en la historia y me agrada conocerla.
Las iglesias católicas no me gustan mucho porque es una religión que se basa en el sufrimiento y el miedo. Las representaciones de personas torturadas, acribilladas a flechas, serradas, hervidas, o clavadas en una cruz, con una corona de espinas en la cabeza y el pecho sangrando por una herida de lanza me parecen de una crueldad incomprensible. No entiendo como un instrumento de tortura romano puede haberse convertido en un símbolo de veneración. Esto no es Amor. Los indígenas de América debieron flipar al ver estas representaciones. Nosotros ya estamos acostumbrados, pero desde fuera debe ser muy chocante.
La religión budista es la que me genera más simpatía. Allí las representaciones son tipillos regordetes y sonrientes. Parecen más felices. Inspira más buen rollo. Pero para mí, lo mejor de todo es la idea de la Reencarnación. ¡¡Me parece genial!!
Si una persona piensa que debe sufrir en la Tierra para ganarse el Cielo, o que debe morir en Guerra Santa para que se le perdonen los pecados, más vale estar lejos de él. Pero alguien que cree en la Reencarnación es una joya. Todos sabemos que todos los bienes materiales y riqueza que acumulemos mientras vivamos los dejaremos aquí el día de nuestra muerte. Nacimos sin nada y moriremos sin nada. Pero el que cree que volverá se preocupa de dejar un mundo mejor. De ayudar a los demás. De hacer el bien. De sembrar la paz. De no contaminar. Porque todo esto se lo va a encontrar cuando vuelva. No sabe dónde nacerá, pero seguro que se beneficia de su semilla de bondad.
Ojala todo el mundo creyera en la Reencarnación.
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