miércoles, 23 de mayo de 2012

SIMPLICIDAD VOLUNTARIA

Hace unos días cayó en mis manos un escrito sobre la Simplicidad Voluntaria. No sabía ni que existía un movimiento llamado así, pero me sentí plenamente identificado en cada uno de sus principios que aplico habitualmente en mi cotidianidad. He transcrito los que leí, adaptándolos y modificándolos según me ha parecido oportuno.

Los 10 mandamientos de la Simplicidad Voluntaria:

I - El dinero, el status, el poder y en especial las posesiones materiales no son un sinónimo de calidad de vida o de felicidad. El objetivo de esta existencia no es acumular riqueza material ni prestigio social.

II - El tiempo es demasiado preciado como para perderlo trabajando. Existen demasiadas cosas importantes para hacer. Hay que trabajar menos horas aunque implique cobrar menos y por tanto consumir menos.

III - Debemos eliminar de nuestra vida las distracciones, pasatiempos y a las personas que nos alejan de lo que realmente es importante.

IV - Es necesario eliminar todas aquellas posesiones, objetos, trastos y bienes materiales que no necesitamos y que ocupan espacio a nuestro alrededor. Viajar ligeros de equipaje (en la vida). Por supuesto adquirir solamente lo que es imprescindible.

V - No te endeudarás para consumir. Si no puedes pagarlo no te lo compres.

VI - Debes trabajar en algo que sea satisfactorio, que tenga sentido, que te permita expresar tu talento único y creativo. Y que te guste.

VII - Debemos vivir de forma respetuosa con el medioambiente. Evitar la destrucción de recursos naturales, el despilfarro, la generación de residuos. Reutilizar, reparar, reciclar, compartir. Comprar en mercados de segunda mano y fomentar el intercambio y la recuperación.

VIII - Hay que cuidar el cuerpo con una alimentación sana y frugal (comida de proximidad, platos de temporada, adquiridos directamente al productor) y haciendo ejercicio de forma regular (yoga, correr, bicicleta, excursiones....). Debemos cuidar la mente con la meditación y los pensamientos positivos. Y el alma escuchando lo que nos dicta el corazón y obrando en consecuencia.

IX - Debemos ser más autosuficientes ante las necesidades de la vida diaria. Aprender a reparar nuestros objetos. Fomentar el intercambio de servicios.

X - Es necesario abandonar el coche y utilizar el transporte colectivo y público, la bicicleta o andar. (Debo reconocer que en este pincho, tengo coche, lo uso lo mínimo posible pero me cuesta prescindir completamente de él...).

Existen tres elementos tradicionalmente incompatibles con la Simplicidad Voluntaria:

a) Coleccionismo -  Consiste en acumular objetos similares que no tienen ninguna utilidad por ellos mismos (sellos usados, monedas y billetes sin curso legal, minerales, chapas, latas, cuadros, arte, artículos de Star Wars...). Si otras personas hacen la misma colección y las piezas son escasas puede ser que lleguen a valer mucho dinero. Yo hice colecciones en el pasado. Ahora ni se me ocurriría. Recuerdo el caso de un amigo que se creía en la obligación de traernos un regalo en cada viaje. Como no sabía qué comprarme encontró unos coches de plástico en el aeropuerto. En cada viaje me regalaba uno. Un día me confesó "qué suerte tengo contigo, como te haces la colección de coches de plástico y sé que te gustan tanto no me tengo que preocupar de qué te compro...". Nunca me gustaron. Los aceptaba por no hacer un feo y un día los tiré todos a la basura.

b) Recuerdos - Se trata de darle un valor sentimental a un objeto. Algo que te trae recuerdos de infancia o de cualquier tiempo pasado. Conozco gente que guarda peluches, juguetes de su niñez, muñecos, apuntes o trabajos del colegio, ropa que ya no le cabe, objetos comprados en viajes, medallas, bisutería. Siempre son trastos inútiles que ocupan espacio en la casa y en la vida. Algunas personas se justifican diciendo que cuando sean viejos podrán subsistir con esos recuerdos. Yo opino que si necesito recurrir a recuerdos del pasado porque mi vida del presente ya no me llena es que tengo un problema serio. Y la solución es vivir al momento, no tirar del antes para llenar los vacíos del ahora. Tanto si soy anciano como si no.

c) Regalos - No me gusta tener que tirar a la basura, dar  o venderme un trasto inútil que me acaban de regalar. Es un desprecio para en donante (al que normalmente aprecias). Siempre espero un tiempo. Pero preferentemente les digo a todas las personas más próximas que no me regalen nada. Si hay algún compromiso (cumpleaños, etc...) y no se pueden resistir, que me den dinero o ya les indicaré lo que necesito (y a ser posible lo comparé yo). Por supuesto el que viaja no debe gastarse el dinero, el tiempo ni el espacio de la mochila en comprar basura para sus allegados. Y las invenciones del Corte Inglés, como el Día de la Madre, del Padre, de la Suegra, de los Enamorados, etc. para fomentar el consumismo ya se las pueden quedar. En Navidad estoy implantando un pacto de no agresión (tú no me regalas y yo no te regalo). Y claro, no hago a los demás lo que no quiero que me hagan a mí.

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