lunes, 13 de abril de 2015

EL JABATO


Vivo en plena Naturaleza y mi mayor placer es salir a pasear por el bosque. Hoy, como cada día sin excepción, ha sido distinto de los demás.

He escuchado un ruido cercano y he visto pasar un jabalí. Ha salido corriendo, y una cría le ha seguido dando saltitos.

Sin embargo, a un par de metros de mí, otra cría se ha quedado observándome fijamente. Con curiosidad. En silencio. Sus ojos desbordaban inocencia y bondad. Yo me he quedado mirando sin saber como reaccionar.

Soy consciente de que en estos casos, lamentablemente, la reacción más adecuada es tirarle una pedrada, gritar o realizar cualquier movimiento amenazador. Si se acostumbra a que los humanos no son peligrosos, se acercará a ellos y el próximo cazador lo matará fácilmente.

Ahora se está formando, y debe aprender a temer a los humanos. Por su propia supervivencia.

Me moría de ganas de hablarle, de llamarlo, de jugar con él. Incluso de acariciarlo. No lo he hecho, pero tampoco he sido capaz de mostrarme hostil. No he podido. 

Me entristece. Me entristece no poder jugar con los animales del bosque porque acostumbrarlos a la presencia humana es su sentencia de muerte. 

Me entristece que haya humanos que los maten por placer, por deporte, y por su culpa yo no pueda interactuar con la Naturaleza como desearía.

Ya sé que con el hábitat mermado y sin depredadores naturales las batidas son necesarias para controlar la población y evitar accidentes de tráfico, bla, bla, bla... pero para mí siguen siendo unos ojitos inocentes y curiosos que me miraban con ternura.


1 comentario:

  1. Ojala todo el mundo fuese como tu......aquí donde vivimos todos seria mucho más saludable y agradable para todos. Gracias por ser como eres

    ResponderEliminar