jueves, 19 de enero de 2012

SILVESTRISMO

Mis dos antiguas novias tenían una curiosa e inusual característica en común (aparte de salir conmigo). Sus respectivos padres eran Silvestristas. Para los profanos en la materia (como yo), aclararé que no se trata de ninguna patología o perversión sexual. Es la captura de aves salvajes para consumo doméstico, en la mayoría de los casos para escucharlos cantar.

Iban al monte con sus camaradas, untaban unas ramas con una resina pegajosa y soplaban un reclamo. La víctima se pensaba que era una hembra y que ese día por fin mojaría. Pero una vez se posaba en la rama ya no podía salir de allí hasta que el cazador (que observaba agazapado en su guarida) le liberaba de la angustia y el tormento, a cambio de que ya no podría volar nunca más.

Por supuesto en esa rama se pegaba de todo, machos, hembras, especies protegidas, insectos,... Por ello más adelante empezaron a usar redes y jaulas. Normalmente si alguna presa estaba prohibida la soltaban para evitar que los Forestales les multaran (cosa que raramente ocurría). Los que no tenían tanta suerte acababan confinados en una celda de menos de un litro de capacidad para el resto de sus días. Un litro es poquísimo, imaginad un pájaro encerrado en una botella de Coca-Cola (de 1 litro obviamente). Es una verdadera tortura.

Algunos morían en la captura o en el transporte, o quedaban lisiados para siempre. A veces traficaban con los supervivientes (es legal), pero no ganaban mucho dinero, era más bien un pasatiempo. Cuando entraba en sus casas se me partía el corazón de verlos apilados en sus ataúdes de metal. Los limpiaban y les daban de comer, pero toda la vivienda apestaba a pajarería y a campo de concentración. Su canto era triste aunque reconozco que hermoso.

Yo creo que si cazas porque necesitas comer y que la alternativa es pasar hambre se puede comprender. Pero atrapar a un pájaro para escuchar su canto no tiene ninguna justificación. Cómprate un CD y a ellos déjalos vivir en paz y en libertad.

Imagino una civilización extraterrestre súper avanzada, que no comprendiera nuestra primitiva inteligencia y nos consideraran seres inferiores y sin consciencia. Que nos cazaran y nos separaran de nuestra familia, amigos, entorno, hábitat, para llevarnos a su planeta y encerrarnos en sarcófagos (con la cabeza fuera). No nos podríamos mover. Nos alimentarían, limpiarían nuestras deposiciones y nos curarían las enfermedades gracias a su avanzada tecnología. Nos protegerían de los peligros del planeta Tierra. Algunos incluso vivirían más tiempo que estando en libertad. De vez en cuando un polvete controlado para perpetuar los ejemplares en cautividad. Sin poder movernos, lo único que nos quedaría sería gemir, hablar, cantar, gritar, llorar... Y esto sería precisamente el motivo de nuestra captura. Nos habrían encerrado para experimentar el placer de escuchar nuestra voz. Nuestro sonido. No entenderían su significado pero les agradaría la melodía. Y por supuesto estarían convencidos de que lo hacen por nuestro bien. Porque nos aman. Y seguro que más de uno se apenaría cuando llegara la muerte de su humano.

Por supuesto mis ex no estaban de acuerdo, pero a veces es difícil convencer a un padre (y también a un suegro) y se justificaban en que era la única ilusión de un anciano sin maldad. Por mi parte les prometí que aunque la relación no funcionase (como finalmente ocurrió) el día que murieran sus padres (como todavía no ha ocurrido), podían contar conmigo, con mi coche y con mi tiempo para ir a la montaña a liberar a todos los reclusos del campo de concentración. Lo mantengo en pie.

Epílogo: Hago lo anterior extensible a canarios, periquitos, cotorras, loros, agapornis y cualquier otra ave aunque haya sido criada en cautividad. Los pájaros han nacido para volar libres, no para ser enjaulados para el disfrute de los seres humanos.

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