miércoles, 11 de abril de 2012

LÍQUIDOS

Normalmente, cuando se establece una medida restrictiva de la libertad individual en aras de la seguridad global, existe detrás una motivación basada en el dinero o el poder.

Pero en el caso de la prohibición de llevar líquidos en el equipaje de mano de un avión todavía no la he encontrado.

Me parece una medida absurda, que incomoda y molesta y que no aporta absolutamente ningún valor añadido para nadie. Exceptuando, tal vez, a las tiendas del aeropuerto (pasado el control), que pueden vender el agua a precio de oro (igual que el resto de sus productos) aprovechando la necesidad humana tan básica de beber.

Todavía recuerdo aquellos tiempos en que una botella de 1,5 litros de agua, en la mochila, te hidrataba y apaciguaba tu sed durante el viaje y los transfers. Ahora hay que pasar por el tubo y comprarla allí. Pero no me cuadra. Creo que estas tiendas son buitres oportunistas que se aprovechan de la situación, pero dudo que hayan contribuido a crearla. Igual que los fabricantes de bolsitas de auto-cierre o productos envasados en botellas de 100ml (a menor contenido por envase más basura al Medio Ambiente).

Se cuenta que pillaron a un árabe con líquidos explosivos y a partir de entonces implantaron la medida en todo el mundo. Pero si lo pillaron... cuando todavía no estaba implantada... es que tal vez los controles ya eran suficientemente buenos... No hacía falta todo este show.

El otro día pasé por el aeropuerto con mis bolsitas y productos enterrados entre bolsas y abrigos y nadie los revisó ni les hizo ni caso. No tiene ningún sentido. La suma de varias botellitas de varias personas que nadie revisa confeccionaría un buen petardo.

Yo creo que lo mejor es que prohíban a los humanos viajar en avión (al final los atentados los cometen humanos) y seguro que no habrá ningún problema. Además no sé qué tal sabe un explosivo líquido, pero prefiero que me obliguen a tomar un sorbo de mi botella de agua delante de un policía a no poder llevarla.

Yo en el fondo sospecho que la medida es absolutamente absurda y arbitraria, y todo el mundo lo sabe, pero no es tan importante lo que se haga concretamente sino que nos acostumbremos con pequeñas acciones como esta, a sacrificar libertades individuales y a ser controlados y obedecer en pro de la seguridad que nos protegerá en la cultura del miedo. Es tan sólo un eslabón más. Por sí solo es absurdo, pero nos vamos acostumbrando a que nos sometan sutilmente.